Peter Paul Rubens

El nacimiento de la Vía Láctea

1636-1638

Madrid, Museo del Prado

"Entre los círculos visibles se encuentra éste que –dicen– se llama Galaxia. En efecto, porque no les era posible a los hijos de Zeus participar del honor del cielo si alguno de ellos no mamaba el pecho de Hera, por eso –dicen– Hermes tomó a Heracles cuando nació y lo puso al pecho de Hera. Heracles mamaba de su pecho. Y Hera, una vez que se dio cuenta, lo arrojó de sí de una sacudida, y de esta manera, por la leche derramada por la abundancia, se creó la Vía Láctea". (Eratóstenes. Catasterismos, 44. Traducción de José Ramón del Canto Nieto. Ediciones Clásicas, Madrid, 1992)

Pintado originariamente para decorar la llamada "Torre de la Parada", este cuadro evoca el momento en que Hera (engañada por un ardid de Zeus) retira de su pecho al pequeño Hércules y las gotas de su divina leche originan las estrellas de la Vía Láctea.

El tema comenzó a representarse en la cerámica griega del S. IV a.C. y su redescubrimiento tuvo lugar en el siglo, XVI, momento en el que destaca particularmente la obra de Tintoretto. En la hermosa interpretación de Rubens, la diosa y el pequeño héroe ocupan el primer plano; tras ellos se destaca un hermoso carro dorado tirado por pavos reales, los animales predilectos de la diosa que rememoran el mito de Argo; en el extremo izquierdo de la composición, Zeus, pensativo (identificado por el águila y los rayos) contempla el suceso.